Me tengo que sentir absolutamente afortunada por haber conseguido que los niños y niñas me hayan regalado miradas alegres entre sus tristes rostros.
Cuando llevas parte de tu vida dando todo por estos cabros chicos te das cuenta del interior tan rico con el que cuentan, sus alegrías, sus ganas de vivir, sus sueños e ilusiones.
Entonces... ¿por qué algunos adultos se empeñan en dejarlos relegados, en no ayudarles en sus crecimientos, en no escucharles, en denigrarles como personas?
Terminemos por favor con tanta hipocresía, no son mercancía con la que se pueda traficar, no son instrumentos pora aprender nuevas prácticas médicas, no son pobres demonios enmascarados, no son lucro para las instituciones del estado, no son escoria.
Simplemente piden ser felices y tener la oportunidad de ser escuchados y respetados,
Cualquier niño o niña del planeta se merece un minuto de tu tiempo, un pensamiento, una acción positiva, una sonrisa y una flor para no tener que robarles una sonrisa entre su amarga melancolía.
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