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miércoles, 18 de octubre de 2023

Contribución de físicos a las ciencias sociales

elcato.org 

Contribución de físicos a las ciencias sociales

Alberto Benegas Lynch (h) indica que no pocos estudiosos de la física comprenden lo humano y espiritual de manera más profunda que quienes son estudiosos de las ciencias sociales.

Siempre me ha llamado la atención que no pocos estudiosos de la física, es decir, de lo que habitualmente se entiende por materia, comprenden lo humano y espiritual muchas veces más profundamente que quienes son oriundos de las ciencias sociales que con algunas de sus reflexiones en la práctica niegan la condición humana.

Aquel ha sido el caso, por ejemplo, de Max Planck, el premio Noble en física, célebre por la teoría cuántica. En su libro traducido al castellano como ¿Hacia donde va la ciencia? apunta que “Se trataría de una degradación inconcebible que los seres humanos, incluyendo los casos más elevados de mentalidad y ética, fueran considerados como autómatas inanimados en las manos de una férrea causalidad […] Esta es una cuestión  muy importante, especialmente en la actualidad, debido a la difundida e injustificada tendencia a extender los dogmas del determinismo científico a la conducta humana y así descargar la responsabilidad de los hombros de los individuos”.

Lo dicho por Planck resulta fundamentalísimo precisamente en momentos en que el materialismo invade muy diversos campos de estudio dentro de las ciencias sociales. Así se sostiene que lo que decimos y hacemos deriva de nuestras respectivas programaciones, que somos como el loro, más complejos pero loros al fin. Que somos kilos de protoplasma sin estados de conciencia, mente o psique, lo cual no nos permitiría distinguir entre proposiciones verdaderas y falsas, no seríamos capaces de ideas autogeneradas, no podríamos argumentar, no tendría sentido la responsabilidad individual,  la moral y la propia libertad ya que no habría libre albedrío.

Lo que sostiene Planck puede aparecer como inocente y despegado de la realidad pero está encajado en la psiquiatría donde no pocos profesionales paradójicamente desconocen la psique, no distinguen la mente del cerebro y parlan de “enfermedades mentales” cuando la patología explica que la enfermedad consiste en la lesión de células, órganos o tejidos pero los comportamientos y las ideas no pueden estar enfermas. En el derecho, especialmente en la rama penal, muchas veces ocurre esa confusión por lo que se concluye que el delincuente no debe ser castigado puesto que no es responsable de sus actos. En la economía, también paradójicamente en la teoría de la decisión en el contexto de la novel neuroeconomics.

El premio Nobel en neurofisiología John Eccles ha escrito el libro La psique humana para refutar el determinismo materialista y ha publicado un libro en la misma línea argumental con Karl Popper que lleva el sugestivo título de El yo y su cerebro. Eccles ha escrito en el ensayo titulado “Cerebral Activity and the Freedom of the Will” que “negar el libre albedrío no es un acto racional ni lógico. Esta negación presupone el libre albedrío debido a la deliberada elección de esa negación, lo cual es una contradicción”.

En otras palabras, mientras algunos economistas, profesionales de la psicología, abogados y cientistas sociales en general se debaten en una carrera mezcla materialismo con planificaciones forzosas de vidas y haciendas ajenas, hay distinguidos estudiosos de las ciencias físicas y médicas que comprenden mejor el espíritu del ser humano. Vean en el sentido anterior por ejemplo la manifestación del premio Nobel en economía Paul Samuelson que en 1989 –el mismo año del derrumbe del Muro de Berlín– quien escribió en una nueva edición de su Fundamentos de análisis económico que la Unión Soviética muestra que “una economía socialista planificada puede funcionar e incluso prosperar”.

Esta curiosidad de científicos de la materia que entiendan las ciencias humanas mejor que los propios especialistas en esa área tal vez se deba a que por contraste al estudiar la energía propia de la materia al observar a las personas se percatan de que se trata de algo de naturaleza bien distinta y única respecto al reino animal. Sin embargo, se nos ocurre decir que quienes están embarcados en el estudio del hombre erróneamente lo extrapolan al mundo físico sin haberlo profundizado.

Tenemos el caso extraordinario de Michael Polanyi, justamente físico y médico quien ha escrito obras de gran calado sobre las ciencias sociales. Fue  quien desarrolló la idea del “conocimiento tácito” en el contexto del mercado libre en el sentido de quienes ponen en práctica lo que saben aunque no puedan explicar como lo llevan a cabo. Es el caso de la mayor parte de los ciclistas, simplemente andan sin explicar las leyes físicas inherentes al proceso. Esto complemente lo señalado por Friedrich Hayek en cuanto a la coordinación en el mercado a través del sistema de precios, cada uno ocupándose de su interés particular pero crean productos finales que no estaba en su intención  producir, solo contribuyeron en partes insignificantes. Como antes he escrito, es lo mismo que pone en evidencia John Stossel cuando ilustra lo dicho con un trozo de carne envuelto en celofán en un supermercado e invita a que cerremos los ojos e imaginemos en regresión desde el agrimensor, los alambrados, los postes, las cosechadoras, lo plaguicidas, los fertilizantes, el ganado, los caballos, las monturas cada uno haciendo lo suyo sin pensar en el trozo de carne en el supermercado. Nos invita a imaginar las miles de empresas horizontal y verticalmente que participan sin que nadie dirija todo el proceso y si se lo pretende dirigir (planificar) se destroza toda la cadena espontánea y hay faltantes y eventualmente no aparece la carne en la góndola.

Polanyi en The Logic of Liberty alude al proceso espontáneo de mercado de al decir primero que cuando se observa un jardín arreglado o una máquina funcionando suponemos que alguien lo hizo, esta es la forma obvia del orden pero también, sigue diciendo Polanyi, que una jarra de agua la llena con una densidad igual en un plano horizontal sin que nadie lo diseñe, ese es el orden físico pero “cuando el orden se logra entre seres humanos a través de permitirles que interactúen entre cada uno sobre la base de sus propias iniciativas se logra un orden espontáneo”. De modo que tenemos el orden obvio, el orden físico y el orden espontáneo que Adam Smith bautizó como “la mano invisible”.

También Polanyi en Meaning (editado por H. Prosch) se detiene a considerar la vital importancia de la libertad para discutir públicamente muy diversas perspectivas, la necesaria libertad para investigar en las ciencias, la libertad para debatir los resultados de lo que se descubre en el campo de las instituciones y los fallos judiciales,  la libertad para cada uno seguir su proyecto de vida sin lesionar iguales derechos de terceros, en otros términos, la libertad como oxígeno vital y como fundamento del respeto recíproco.

El premio Nobel en medicina Roger W. Sperry hace notar que “la conciencia está concebida para tener un rol directo en la determinación de las pautas en la excitación del cerebro. El fenómeno de la conciencia en este esquema está concebido para interactuar y en gran medida gobernar los aspectos histoquímicos y fisiológicos y las mentales […] lo cual significa una contradicción directa con las tesis centrales de behavorismo y con la filosofía materialista”. Por esto es que el antes mencionado filósofo de la ciencia Popper concluye que “si nuestras opiniones son resultado distinto del libre juicio de la razón o de la estimación de las razones y de los pro y contras, entonces nuestras opiniones no merecen ser tenidas en cuenta. Así pues, un argumento que lleva a la conclusión de que nuestras opiniones no son algo a lo que llegamos nosotros por nuestra cuenta, se destruye a si mismo”.

El propio Heisenberg enfatiza que la indeterminación en el mundo subatómico no significa libertad en las partículas sino la dificultad que presenta el uso de instrumentos (establece la conexión entre la física y la visión filosófica en Phisics and Philosophy. The Revolution of Modern Sciences) y, en este contexto, el neurocirujano Wilder Penfield en The Mystery of Mind destaca que Hipócrates fue el primero en señalar la relación mente-cuerpo que “fue incluida en una conferencia dirigida a un grupo médico sobre la epilepsia […]  dijo que ´Para la conciencia el cerebro es un mensajero´. En realidad, su discusión constituye el mejor tratado sobre la mente y el cerebro que apareció el la literatura médica hasta bien transcurrido el descubrimiento de la electricidad”. El mismo autor subraya que en la fórmula clásica de juramento médico hipocrático está presente un código moral que el materialismo rechaza y resume el punto al escribir que “la función de la materia gris es la de llevar a cabo la acción neuronal que se corresponde con las acciones de la mente”.

Albert Einstein en carta a Robert Thornton el 7 de diciembre de 1944 ha manifestado que “Concuerdo plenamente con usted sobre el significado y el valor educativo de la metodología y la historia y la filosofía de la ciencia. Hay tantas personas hoy –incluyendo a científicos profesionales– que me parecen como alguien que ha visto miles de árboles pero nunca vieron un bosque. El conocimiento de antecedentes históricos y filosóficos otorga independencia de prejuicios de su generación, lo cual sufren muchos científicos. Esta independencia creada por una visión filosófica es –en mi opinión– la marca distintiva entre el mero artesano y especialista y el que realmente busca la verdad”.

En resumen, es llamativo que muchos estudiosos de lo material tengan un concepto sobre lo espiritual más acabado que no pocos de los que trabajan en las ciencias sociales que se empeñan en aniquilar la libertad y que son habitualmente los asesores de figuras autoritarias. Jaques Rueff en La visión cuántica del universo. Ensayo sobre el poder dice que es en verdad muy llamativo que deban utilizarse microscopios y otros instrumentos para conocer la naturaleza de la materia y a simple vista se ve la condición humana sin microscopios y otros instrumentos de laboratorio y sin embargo se niega la naturaleza libre del ser humano.

Todos los personajes citados han tenido rasgos geniales sin que se les prestara la suficiente atención en el tema aquí tratado a pesar de sus sapiencias, pero como ha escrito Johnathan Swift (en Thoughts on Various Subjects, Moral and Diverting), “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él”.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Mujeres indígenas que curan heridas como acto político de resistencia

La Red de Sanadoras Tzk’at de Guatemala trabaja desde la sabiduría maya en alternativas de apoyo a mujeres defensoras de los derechos humanos, muy expuestas a la violencia sociopolítica y sexual en sus territorios

Encuentro de sanación con mujeres maya Ixhiles.
Encuentro de sanación con mujeres maya Ixhiles.RED DE MUJERES / EL PAÍSMARTA SAIZ|JAVIER SULÉ ORTEGA

Lorena Cabnal no puede decir donde se encuentra. Lleva ya más de 15 años siendo acompañada por Brigadas Internacionales de Paz, una organización que protege a defensores y defensoras de derechos humanos. Viene de una historia muy dura. Su infancia estuvo marcada por la violencia vivida como niña indígena maya q’eqchi’, su familia sufrió la inmigración forzada y el empobrecimiento. Conoció el racismo, la discriminación y el hambre. Todo un cúmulo de violencias duramente soportables y que dejaron heridas muy difíciles de cicatrizar.

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En este Día Internacional de las mujeres defensoras de Derechos Humanos (29 de noviembre), conviene recordar el último informe de la organización Front Line Defenders que afirma que un 13% de las 304 personas defensoras de derechos humanos asesinadas en el mundo en 2019 eran mujeres. Pero perder la vida es solo la punta del iceberg de otras múltiples violaciones, amenazas y riesgos que sufren las mujeres que defienden derechos. América Latina continúa siendo la región donde más se exponen. Allí, ser activista mujer e indígena aumenta significativamente estos riesgos.

Pese a toda esa violencia, Cabnal creyó que, con el despertar de la conciencia, merecía la pena sanar. Con esa idea cofundó hace seis años la Red de Sanadoras ancestrales TzK’at, herederas de la sabiduría maya. Lo hizo en un contexto de riesgo político para mujeres mayas y xincas que venían de experiencias de defensa territorial, que se oponían a las licencias mineras, a la tala de bosques, a la presencia de hidroeléctricas o de cementeras. “Llega un momento en la historia de la lucha y la resistencia, que aumenta la situación de vulnerabilidad de las mujeres indígenas defensoras. Tenemos que salir de nuestros territorios por riesgos, ataques y amenazas”, recuerda a través de videollamada Cabnal, que también tuvo que dejar su territorio, enfrentada a una gran cementera propiedad de una de las familias oligárquicas de Guatemala.

Cuando se implanta un megaproyecto en un territorio es como si te penetran el cuerpo en una violación sexual. Así lo sentimos nosotras
CHAIM, INTEGRANTE DE LA RED DE SANADORAS TZK’AT

Las comunidades indígenas siempre denunciaron que el modelo extractivista lleva aparejada la conflictividad social y el empobrecimiento, pero poco se sabe de ese profundo dolor que sienten y que va mucho más allá de los impactos medioambientales. La red de Sanadoras lo ha experimentado de primera mano. “Cuando se implanta un megaproyecto en un territorio es como si te penetran el cuerpo en una violación sexual. Así lo sentimos nosotras”, afirma Chaim, integrante de La Red. “Si un río está ocupado por un proyecto, ya no podemos vitalizar con él, no podemos bañarnos o beber de sus aguas contaminadas. Además, corremos el riesgo de ser abusadas sexualmente por los trabajadores de la empresa”. Chaim cree que los cuerpos de las comunidades no importan: las empresas pasan por encima de su integridad física, emocional, sexual y espiritual. Y acaban con la vida y el tejido social.

Las comunidades indígenas siempre denunciaron que el modelo extractivista lleva aparejada la conflictividad social y el empobrecimiento, pero poco se sabe de ese profundo dolor que sienten y que va mucho más allá de los impactos medioambientales

La Red de Sanadoras entiende la sanación como un acto político de resistencia y permanencia en el territorio. Y no conciben, dicen, que la lucha de sus pueblos contra el despojo de sus territorios esté separada de la lucha contra la violencia machista que abunda en ellos. “Las amenazas vienen también porque hay toda una lucha contra el machismo indígena. Aquí, el ser mujer contestataría en contra de toda forma de violencia contra las niñas y las mujeres en los mismos espacios de resistencia nos pone en desventaja política”, señala Cabnal. La defensora describe estas dinámicas en el marco de una historia de desplazamiento político-territorial en contexto neoliberal.

El feminismo comunitario territorial

Es a través del que ellas llaman feminismo comunitario territorial que la Red de Sanadoras interpela al patriarcado machista ancestral. Y concibe la recuperación del territorio-cuerpo como un paso indisociable de la defensa del territorio-tierra, el cual está dañado por un modelo de desarrollo extractivista impulsado por empresas transnacionales y por el propio Estado guatemalteco. Todos ellos responsables de minar las vidas y los cuerpos de las mujeres. “No podemos defender solo la tierra si no defendemos nuestros cuerpos. Un megaproyecto implica acabar con la vida de una manera integral. Por ello, nuestra sanación debe ser también integral”, matiza Chaim.

“Lo llamamos territorial porque estamos en el territorio, donde hay otra visión, otra forma de vivir diferente a otros lugares”, destaca Telma Pérez, también integrante de la Red. La defensora recuerda cómo se rebeló por primera vez a los nueve años, cuando su papá gritó a su mamá. Desde ahí, se define como feminista comunitaria territorial, tomando la palabra en las asambleas y denunciando la naturalización de la violencia sistemática hacia las niñas y las mujeres. “El feminismo comunitario es traer la conciencia de la autonomía de las mujeres y de poder ver que hemos sido mercantilizadas”.

En Guatemala, el riesgo para las mujeres defensoras está siempre muy latente: “Las mujeres salimos al mercado y no sabemos si vamos a regresar con vida. Pero también está el riesgo hacia las que estamos en una organización comunitaria, dentro de un pueblo donde también existe el machismo”. Chaim lo define como una triple dimensión de criminalización: mujer, defensora de los derechos humanos y parte de un entorno patriarcal y machista.

Las mujeres que acuden y participan en la Red de Sanadoras se convocan así a partir de las violencias vividas en sus territorios, pero también de sus propias historias personales. Es un proceso que empieza por escuchar el sentir de las mujeres, para seguir con los baños de plantas que desbloquean las toxinas generadas por las emociones. Durante la ceremonia, las sanadoras llaman a las ancestras, interactuando con las asistentes para conocer por qué están ahí y quiénes tienen las necesidades más concretas. “Me van a disculpar la palabra, pero entre las jodidas, todavía hay otras más jodidas, a las que se les hace un acompañamiento más personal dentro de lo colectivo”, narra una de ellas. Para Pérez es normal que un día a las tres de la mañana su teléfono esté colapsado de llamadas y mensajes de compañeras que necesitan ser acompañadas.

Este proceso de sanación parte de la cosmovisión de las mujeres originarias. Para Chaim es importante destacar que no es un momento de bienestar y de relajación, sino un despertar de la conciencia a través de un proceso viable y sostenible, que fortalezca emocionalmente y se adecue a los saberes y creencias del territorio. “No creemos que haya una persona iluminada que viene a despertar la conciencia o que nosotras como tales lo vayamos a hacer. Partimos desde los duelos y lutos políticos de las compañeras asesinadas, desaparecidas o torturadas. Y observamos cómo las dinámicas de la lucha por la defensa de la tierra y el territorio afectan a nuestros cuerpos”, cuenta. Y es que, para ellas, la lucha ha sido, y sigue siendo, la única opción de supervivencia que han tenido. “Ya no queremos más duelos políticos. No queremos tener fotos de más Berta Cáceres en nuestra pared”.

“Tú soy yo y yo soy tú”

En la actualidad, la Red de Sanadoras está compuesta por siete integrantes activas que se encuentran en diferentes lugares del territorio. Ninguna puede visibilizar su paradero por el riesgo que conlleva, y algunas de ellas tuvieron que salir al exilio como refugiadas políticas. En la red hay sobadoras, hueseras, comadronas ancestrales o yerberas y su principal consigna se basa en una relación de reciprocidad para la vida: “Tú soy yo y yo soy tú”.

No se sienten identificadas con la etiqueta “organización”. Son una red de mujeres que comparten saberes. “Eso nos hace saber cómo acuerpar y abordar los procesos para la recuperación física, emocional, espiritual, territorial y política de mujeres indígenas que están viviendo los riesgos de ataques y amenazas. Cuando abordamos casos de violencia sexual, lo hacen mujeres que han vivido la violencia sexual porque sabemos en qué código estamos dialogando”, explica Cabnal.

El acuerpamiento es entendido como un apoyo mutuo, físico y espiritual, integrado en un proceso sanador. Un acto donde se pone “literalmente” el cuerpo, y todos los sentires que atraviesan la corporalidad de lo que han vivido y lo que sienten en ese momento, explican.

La sanación en tiempos de pandemia

La sanación es un trabajo presencial que ha tenido que adaptarse a los tiempos de la covid-19, donde la mayor parte de los procesos curativos ahora se realizan mediante videollamadas, usando sistemas de seguridad fuertes para proteger su localización.

“Hemos tenido la astucia y la posibilidad de estar con organizaciones para poder cubrir unos gastos mínimos de comunicación y hacer acuerpamientos virtuales y así abrazarnos en la distancia”, explica Cabnal. Abrir la sanación de manera virtual les ha abierto también la posibilidad de poder estar en otros territorios de otros países y continentes, asegura. Y concluye: “Hemos aprovechado los efectos de la pandemia para despertar la memoria sanadora de los pueblos y así fortalecer las formas autóctonas de la medicina maya y de aquellas comunidades con diferentes saberes de curación”.


Micropensamiento. Las mentiras y yo

No sé mentir, elaboró una pequeña mentira durante días y cuando llega el día de decirla, me la imagino en mi mente y las palabras que salen ...