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jueves, 24 de junio de 2021

INCERTIDUMBRE

 Es la incertidumbre de vivir ¿a quién no le acongoja levantarse cada mañana?

Abrir los ojos,

ir a la ducha,

ordenar los papeles del escritorio,

desayunar y disponerse para ir a trabajar.

Coger el autobús lleno de gente acompañada de extraños olores de madrugada.

Murmullo incesante,

palabras sin sentido que llegan a tus oídos.

¡Todo te suena a mentira!.

Las ventanas y las puertas están cerradas,

nada se puede escapar

ni esos pensamientos que alquimian el amanecer que tienes enfrente de los ojos que te hacen divisar a través del cristal un espejismo,

o que toda esa gente son reencarnaciones de seres extraños que ocupan como tú un lugar en este inmenso universo.

Sentada

con los ojos abiertos

te contemplas a ti misma.

Eres como una pequeña isla en una inmensidad desordenada.

Te diriges a algún lugar

pero no sabes a donde.

Cuando pare el autobús ¿habrás llegado a tu destino?

Incertidumbre

El timbre suena

las puertas se abren

caminas sola con la luz de madrugada.

Miras al cielo esperando una respuesta a esos pensamientos

pero nadie contesta.

Te dejas llevar por tus pies, aunque por unos instantes se te pasa por la cabeza retroceder y volver a coger el autobús.

¡Allí estarás segura!

¡Las ventanas y las puertas están cerradas!. 

Nada se puede escapar. 

Volverías a ser una isla en esa inmensidad desordenada.

Pero no lo puedes hacer

INCERTIDUMBRE


EDDA ISLANDESA. EL PEQUEÑO TROLL

 Un hombre de Varmahlíð, una pequeña aldea del norte, salía cada día temprano a pastar con sus caballos y los recogía cuando se ponía el sol.

Una noche de invierno, el hombre tomó su candil y se dispuso a buscar a sus reses. Contaba 1,2,3,4...7 ¡ Falta el más hermoso!, se lamentó desconsolado.

A la mañana siguiente, con la luna aun brillando en el inmenso, cielo salió el granjero a buscar a su caballo.

Lo llamaba por su nombre:

-¡Arnór, Arnór!

Pero Arnór, su hermoso caballo no aparecía.

... Y así una jornada tras otra hasta que le atropelló el cálido verano. 

Kálgus el granjero, recorría cada día la montaña en busca de su caballo.

Pero un inesperado amanecer soleado, cuando Kálgus sacaba a pasear a sus reses, a lo lejos divisó a ese caballo que tanto quería. Se acercó cauteloso para no asustar al animal pero de repente oyó una voz que a lo lejos decía:

- No te daré a tu caballo si no me procuras a una giganta, estoy solo y me estoy haciendo viejo. Dijo la voz con tono enfadado.

- ¿Dónde voy a encontrar yo una giganta?. Protestó el granjero.

- Eso es cosa tuya. Replicó la voz.

Desde ese desgraciado día el granjero salía desesperado en busca de la giganta y recorría montes, valles, fiordos, norte, sur, este, oeste... pero no daba con la criatura.

Cansado, el granjero volvió al pasto donde meses atrás había perdido a su hermoso caballo y gritó al viento:

- Ya tengo a tu giganta, devuélveme a mi caballo.

... Y de entre las piedras, como si de un sueño se tratara, surgió un gran Troll cubierto de harapos que, engañado por el granjero, cuando le dio el sol se convirtió en una fría y triste roca y  para su desgracia, se iba encogiendo más cada año que pasaba hasta que se transformó en una diminuta piedra.

Esta es la historia el Pequeño Troll y el granjero de Varmahlíð que volvió orgulloso nuevamente a sacar a pastar a todos sus caballos.

miércoles, 23 de junio de 2021

En las calles de Buenos Aires. Momento de la vida cotidiana

 Caminaba distraída por las calles de Buenos Aires cuando una mujer enjuta, como de ochenta y tantos años llamó mi atención desde el otro lado de la calle.

Se acercó muy despacio, como si el tiempo hubiera retrocedido en su reloj, sorteando cada paso y haciéndome sentir mucho más distante y alejada de ella.

Cuando la tuve enfrente me miró, una mirada dulce, profunda, melancólica; me sonrió, me tomó el brazo, estiró su frágil cuerpo haciendo un gran esfuerzo y me dio un tierno beso en la mejilla.

"Sabía que te encontraría", dijo con palabras entrecortadas. "Sos Vos", nuevamente me volvió a sonreír y dejó sobre mis manos una fotografía.

Sin desprender nuestras miradas y sumida en esa sensación de vibrar en otro espacio en el tiempo, la abracé fuertemente y le susurré al oído. "Gracias abuela, te echaba mucho de menos".

... Y retomó el camino a su casa

... y yo seguí con el mío

Momentos de la vida cotidiana

jueves, 27 de mayo de 2021

Los caminos menos transitados

Nacemos sin camino definido, sin expectativas, sin necesidad de demostrarnos nada a nosotros mismos ni a los que nos rodean; no tenemos perspectiva del tiempo, dormimos cuando tenemos sueño, comemos cuando tenemos hambre, no nos preguntamos sobre la realidad o la fantasía. Simplemente somos y nos dejamos ser, sin cuestionarnos nuestra propia existencia y nuestro fin para con el universo. 

La sociedad, con el paso de los años, se convierte en un gran instrumento constructor de nuestras identidades, imponiendo aquello que dice estar bien o mal en un intento de uniformarnos hacia una falsa realidad, y ajenos a es orden, decidimos tomar aquel camino por el que todos transitan pensándolo correcto. Estoy convencida de que el mundo, ese pequeño mundo que nos rodea, es un diminuto cosmos en sí mismo lleno de misterios sin resolver, si no no tendrían sentido ninguno de mis personajes de la vida cotidiana, si no no tendrías sentido tú. 

El arte de pensar y cuestionar, me ha obligado a buscar a éste, mi personaje de la vida cotidiana, de forma casi enfermiza, con el afán de encontrar respuesta a todo aquello que se me antoja insólito. 

Dama de mediana edad, pelo cano escondido entre matices rojizos que ocultan tímido las arrugas de su frente. Caminar firme de pasos cortos, demuestra en su andar tanta seguridad que las leyes de la física se deforman a cada uno de esos pasos. Su mirada desprende una intensa sonrisa y una confianza singular que llega a confundir a aquellos que no la conocen. 

Desde mi pequeña lejanía, sentada en un sofá aparentemente nuevo pero rugoso, observo su rutina. Un orden defectuoso articula su postura para comenzar a realizar sus quehaceres. Quizás en ese momento, tenga la necesidad de perderse para encontrar al "otro"o tal vez se trate de una autoimposición para que no sean descubiertas sus debilidades. Por instantes, la sala se me antoja diminuta ante tanta energía, el tiempo desaparece cuando comienza su discurso y su movimiento inquieto deja espacios que no podrán volver a habitarse. Como si se encontrara presa, se desplaza de un lado a otro, aparentando la necesidad rumiar lo que tiene que salir de su boca. 

Es entonces cuando pienso: llegamos a la vida sin nada y nos construimos a la sombra de los "otros", solo unos pocos se atreven a sumergirse por los caminos menos transitados y apasionarse con aquello que más aman. Yo quiero ser una de esos pocos. Momentos de la vida cotidiana

domingo, 11 de noviembre de 2018

Momentos

Cuando la vida te regala momentos irrepetibles
Esta sonrisa me llegó a lo más profundo
#cosasqueinspiran
© M. J. Castillejo

jueves, 27 de septiembre de 2018

Personajes de la vida cotidiana. Un amor no correspondido

La primera vez que me enamoré  contaba con aproximadamente 23 años, los sentimientos me invadieron sin tregua hacia una mujer que me duplicaba la edad, además de ser mi amiga, mi protectora, mi apoyo, mi referente, mi todo. 
Pasaban los días y compartía mi amor en silencio, acurrucaba sus penas y alegrias, escuchaba sus añoranzas, sentía sus risas y me perdía, sin dirección alguna, en su mirada, profunda, sabedora, apacible y lo más sabio que había conocido nunca. 
Un día, otro día y otro más... Hasta que el tiempo separó nuestros caminos
Veinte años después, fui a reencontrarme con esa amistad, me abrazó tan fuerte, lloraba sin desconsuelo pidiéndome continuamente perdón. 
Y lloraba y no podía parar de llorar. 
Entonces comprendí que habiamos vivido dos amores no correspondidos atrapados en el miedo a salir del corazón, encerrado en la angusta más cruel que podía existir. 
Ambas nos amabamos
Ambas nos amamos
Y ambas nos amaremos siempre
Porque compartimos el amor de aquello que nunca pudo ser

Personajes de la vida cotidiana

Micropensamiento. Las mentiras y yo

No sé mentir, elaboró una pequeña mentira durante días y cuando llega el día de decirla, me la imagino en mi mente y las palabras que salen ...