Es la incertidumbre de vivir ¿a quién no le acongoja levantarse cada mañana?
Abrir los ojos,
ir a la ducha,
ordenar los papeles del escritorio,
desayunar y disponerse para ir a trabajar.
Coger el autobús lleno de gente acompañada de extraños olores de madrugada.
Murmullo incesante,
palabras sin sentido que llegan a tus oídos.
¡Todo te suena a mentira!.
Las ventanas y las puertas están cerradas,
nada se puede escapar
ni esos pensamientos que alquimian el amanecer que tienes enfrente de los ojos que te hacen divisar a través del cristal un espejismo,
o que toda esa gente son reencarnaciones de seres extraños que ocupan como tú un lugar en este inmenso universo.
Sentada
con los ojos abiertos
te contemplas a ti misma.
Eres como una pequeña isla en una inmensidad desordenada.
Te diriges a algún lugar
pero no sabes a donde.
Cuando pare el autobús ¿habrás llegado a tu destino?
Incertidumbre
El timbre suena
las puertas se abren
caminas sola con la luz de madrugada.
Miras al cielo esperando una respuesta a esos pensamientos
pero nadie contesta.
Te dejas llevar por tus pies, aunque por unos instantes se te pasa por la cabeza retroceder y volver a coger el autobús.
¡Allí estarás segura!
¡Las ventanas y las puertas están cerradas!.
Nada se puede escapar.
Volverías a ser una isla en esa inmensidad desordenada.
Pero no lo puedes hacer
INCERTIDUMBRE
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