Mostrando entradas con la etiqueta Documental física. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Documental física. Mostrar todas las entradas

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Nebulosas planetarias

Alas de mariposa que se extienden varios años luz en el cielo

Las nubes de gas y polvo que conocemos como nebulosas planetarias son mucho más que estructuras efímeras. Descifrando estos despojos estelares podemos entender fenómenos físicos a los que no tenemos acceso de otro modo

La nebulosa planetaria Mariposa, captada por el 'Hubble'.
La nebulosa planetaria Mariposa, captada por el 'Hubble'.NASA
Uno de los secretos más delicados que le hemos descubierto al cielo al abrir el ojo de los telescopios es el de las nebulosas planetarias, fugaces nubes de gas teñidas de colores que tras sus formas imposibles esconden procesos físicos fascinantes. Son como enciclopedias cósmicas: nos hablan de estrellas en rotación rápida, de campos magnéticos, de estrellas compañeras escondidas, de chorros de gas a alta velocidad, o del enriquecimiento químico del universo en elementos que nos importan tanto como el carbono, ya que son los que nos construyen.

Estas estructuras aparecen en el cielo cuando las estrellas pequeñas, aquellas como el Sol y hasta 7-8 veces más pesadas, agotan el combustible que alcanzan a quemar en su interior. Las nebulosas planetarias son los restos, aquello de lo que se ha desprendido la estrella en forma de viento en sus últimos años, y las vemos porque lo que queda del núcleo ilumina el material expulsado, como un faro ilumina la niebla en la costa. Podríamos decir que le vemos el cascarón o la crisálida a la estrella. También podemos afirmar que le miramos el cadáver al astro y aunque nunca estuvo viva, al menos con la definición operativa de vida con la que trabajamos hoy en día, la imagen nos sirve como metáfora.

De estos despojos tenemos que aprender de todo ¿de qué estaba hecho el material del que se formó la estrella?, ¿qué ha hecho en su vida?, ¿y con su vida? En otras palabras, con el análisis de la química que medimos en estas nubes de gas y polvo, que es lo que en realidad son las nebulosas planetarias, sabemos qué combustible nuclear se ha quemado en la estrella materna y cómo se ha mezclado ese material en su interior. Pero aprendemos mucho más de ellas, ya que como buenos forenses les leemos las causas y los efectos de su evolución en su último medio millón de años. El caso es que, aunque los astrofísicos somos detectives fantásticos, todavía no entendemos muy bien lo que les ocurre al final, porque para que se formen las estructuras que vemos necesitamos física casi imposible: campos magnéticos intensos con estrellas rotando tan rápidamente que pueden romperse, estrellas (o sub-estrellas) compañeras casi invisibles a nuestra detección que se encargan de canalizar el gas, chorros de gas a tan alta velocidad que desafían su propio proceso de formación, o luz empujando tanto material que no nos salen los números.

Pero es que lo que vemos de verdad merece que nos rompamos la cabeza para intentar descifrar su formación. Encontramos nebulosas planetarias en forma de crisálidas tan afiladas como un cuchillo o tan redondas que forman el círculo perfecto, pompas de jabón de tamaños gigantescos, o relojes de arena. Nos recuerdan a hélices, mancuernas, antifaces o alas de mariposa. Pero también pueden ser tan irregulares que, muy a nuestro pesar, no las encontramos un análogo de forma conocida. Como somos muy simples a la hora de poder entender cómo se construyen, las tenemos que clasificar según sus morfologías más sencillas: así las tenemos redondas, elípticas, bipolares; alguna se ha detectado incluso con cuatro polos. Las vemos en el rango óptico porque la temperatura de lo que queda de la estrella antes de que comience a enfriarse como enana blanca puede alcanzar los 300.000 grados (sirva como referencia el Sol que está a unos 5.500 grados en superficie).

Y lo más fascinante de todo es que aunque son todo lo efímero que se puede ser en astronomía, ya que duran entre 10.000 y 20.000 años, básicamente lo que tarda en dispersarse el gas que es nada comparado con la vida de la estrella, son de los objetos más brillantes que existen en el cielo en una línea de emisión, una línea prohibida de oxígeno. Esa luz que emiten de manera muy peculiar las nebulosas planetarias permite, entre otras cosas, que sean detectables a distancias de cúmulos de galaxias que están a más de 300 millones de años luz de nosotros. ¡No está mal para los despojos de una pequeña estrella!

Si las observamos en el rango del espectro que se corresponde con el óptico, nos muestran lo obvio, que están hechas de gases como el hidrógeno, helio, nitrógeno, azufre, hierro, oxígeno. Pero para ver algo más íntimo, de qué están hechos sus huesos, su parte sólida, el polvo, las tenemos que observar en el infrarrojo. Ahí es donde nos enseñan sus estructuras de polvo y gas molecular en forma de grumos y si las hemos pillado todavía muy jóvenes podemos incluso desentrañar la forma interna de un disco que puede crearse al final de sus días si evolucionan en un sistema binario. Vistas en rayos X, nos hablan de dinámica de gas, de choques a alta velocidad o nos enseñan eventos en la superficie de estrellas que se encuentran entre las más calientes del universo. Es en el ultravioleta donde nos enseñan el carbono.

Las detectamos en la Vía Láctea por miles pero también en las galaxias que están aquí al lado como las nubes de Magallanes y en galaxias muy lejanas. Son un instrumento poderosísimo para desentrañar el universo: permiten medir distancias y el contenido de oxígeno que tiene un determinado lugar de la galaxia. Con esa información objeto a objeto reconstruimos cómo evoluciona poco a poco, muerte a muerte, una galaxia.

Durante sus breves 10.000 años de existencia nos iluminan y nos enseñan de qué están hechos los astros por dentro, alimentan con carbono el medio interestelar y nos avisan de que un día nuestro Sol también se despojará de su envoltura. Antes se habrá diluido en sus fauces lo que quede de nuestro planeta. Las nebulosas planetarias nos hablan de futuro, el del Sol, nos muestran su pasado y, aunque sean breves, se encuentran por miles en nuestra galaxia, brindándonos el privilegio de estudiarlas.

Eva Villaver es investigadora del Centro de Astrobiología, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA)



Desde las Estrellas Brillantes a la Materia Oscura

viernes, 4 de octubre de 2019

Carl Sagan

“Me pregunto cuántos Einstein potenciales habrán llegado a sentirse irremediablemente descorazonados a causa de exámenes competitivos y del hastío generado por acumular méritos en su currículo a la fuerza”.

Carl Sagan

viernes, 1 de marzo de 2019

Aventura del Saber. Nikola Tesla


Aventura del Saber. Nikola Tesla

http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-aventura-del-saber/aventuratesla/2988765/

Nikola Tesla - "Todo es Luz" (Entrevista Inedita, 1899)

Entrevista que el científico Nikola Tesla concedió para la revista "Immortality" en su laboratorio en Colorado Springs en el año 1899.











Agujero Negro silencioso

Ciencia Plus

1 DE MARZO DE 2019

Un agujero negro silencioso aparece a 25.000 años luz


NAOJ


   MADRID, 1 Mar. (EUROPA PRESS) -


   Astrónomos han detectado un sigiloso agujero negro por sus efectos en una nube de gas interestelar, uno de los más de 100 millones de agujeros negros tranquilos que se cree que acechan en la galaxia.

   Estos resultados proporcionan un nuevo método para buscar otros agujeros negros ocultos y nos ayudan a comprender el crecimiento y la evolución de los agujeros negros.

   Los agujeros negros son objetos con una gravedad tan fuerte que nada, incluida la luz, puede escapar una vez que cae más allá del horizonte del evento. Debido a que los agujeros negros no emiten luz, los astrónomos deben inferir su existencia a partir de los efectos de su gravedad en otros objetos.

   Los agujeros negros varían en masa desde aproximadamente cinco veces la masa del sol hasta agujeros negros supersensibles millones de veces la masa del sol. Los astrónomos piensan que los pequeños agujeros negros se fusionan y gradualmente se convierten en grandes, pero nadie ha encontrado nunca un agujero negro de masa intermedia que pesa cientos o miles de veces la masa del sol.

   Un equipo de investigación dirigido por Shunya Takekawa en el Observatorio Astronómico Nacional de Japón detectó el HCN-0.009-0.044, una nube de gas que se mueve de manera extraña cerca del centro de la galaxia, a 25.000 años luz de la Tierra en la constelación de Sagitario.

   Utilizaron el telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter / submillimeter Array) para realizar observaciones de alta resolución de la nube y encontraron que se arremolinaba alrededor de un objeto invisible masivo.

   Takekawa dice: "Los análisis cinemáticos detallados revelaron que una masa enorme, 30.000 veces la del sol, se concentró en una región mucho más pequeña que nuestro sistema solar. Esto y la falta de cualquier objeto observado en esa ubicación sugiere fuertemente un agujero negro de masa intermedia. Al analizar otras nubes anómalas, esperamos exponer otros agujeros negros silenciosos".

   Tomoharu Oka, profesor de la Universidad de Keio y líder del equipo, agrega: "Es significativo que este agujero negro de masa intermedia se encontró a solo 20 años luz del agujero negro supermasivo del centro galáctico. En el futuro, caerá en el agujero negro supermasivo, al igual que el gas está cayendo actualmente en él. Esto apoya el modelo de crecimiento por fusión del agujero negro".

   Estos resultados fueron publicados en The Astrophysical Journal Letters

Micropensamiento. Las mentiras y yo

No sé mentir, elaboró una pequeña mentira durante días y cuando llega el día de decirla, me la imagino en mi mente y las palabras que salen ...