Muchas personas se empeñan en tener una vida monótona gobernada por la rutina, sin ser capaces de levantar la vista en su caminar y disfrutar de las pequeñas grandes cosas que nos puede ofrecer un "momento" en nuestra existencia.
Hoy el universo se ha dignado a compartir un instante maravilloso conmigo, tierno y grandioso.
En mi humilde rincón, un restoran tradicional del Barrio bohemio de San Telmo en Buenos Aires, que a fuerza de simpatía lo he transformado en una especie de pertenencia, una pareja de ancianos cada día se sientan enfrente de mi mesa. Su ritual, un café, un dulce y un vaso de agua acompañado de un diario y una revista, el diario para el, la revista para ella.
De repente, mientras observaba tímidamente, me he percatado que el caballero llamaba la atención de la dama y suavemente, con voz dulce y melodiosa le ha comenzado a leer artículos del diario, mientras la miraba y le sonreía entre párrafo y párrafo para que ella no perdiera su atención y posterior dialogar sobre cosas tan complejas como la felicidad, el deseo y la humildad.
Durante su tierno diálogo no llegue a percibir ni odios ni resentimientos, sólo amor y dulcura, amor y dulcura construida y tejida con el paso de los años.
... Y pensé "cuando envejezca quiero hacerlo con alguien que comparta esos espectaculares momentos de la vida cotidiana conmigo, que nos leamos en nuestra intimidad, nos sonriamos, nos acariciemos y no haga falta que nos preguntemos si nos amamos"
MOMENTOS DE LA VIDA COTIDIANA
Precioso texto.
ResponderEliminarGracias🙂
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