Vivir para morir nos obliga a sentir el mundo desde nuestras percepciones y eliminar los límites que nos autoimponemos para no sufrir.
Sentir una caricia, una mirada, una ilusión o una desesperación, sentir el sonido del viento, la lluvia sobre la cara... compartir.
VIVIR
Disfruta estés donde estés, sigue viajando, riendo, soñando.
Nuestros caminos volverán a encontrarse de nuevo en alguno de mis refugios.
Siempre me decias que no entendias mi fortaleza, en realidad yo no tenía ni una cuarta parte de la que tu emanabas. Siempre fuiste un referente para mi y esas ganas tuyas de vivir me inspiraron para no dejar en el olvido al vulnerable.
Me faltó contarte mi última historia, me huvieras tirado de los pelos pero se que te hubiera gustado haberla compartido conmigo.
No te preocupes, te la contaré en silencio
Un abrazo y una flor
Descansa que tienes que volver a empezar
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