Los sonidos producidos por las cuerdas de una guitarra al revés chocan insultando los reflejos de los cristales rotos de un ascensor urbano. Toda mi vida se centra en un único momento, instante irancundo rodeado de sensaciones que impregnan las partículas más pequeñas de mi ser y en mitad de todo ello tu pensamiento.
Descanso unos segundos, mi corazón agitado impulsa con tan fuerza la sangre por mis venas, que por unas milésimas de ese "tiempo" soy incapaz de escuchar las conversaciones de aquellos que se tornan cercanos.
Tomo el ascensor sin esperan roce alguno, la polea nos ayuda a elevarnos sin desear nada a cambio, quizás el choque fortuito de los sensores programados que lo impulsan en ambas direcciones.
Nuevamente tu pensamiento.
Las puertas se abren y con ellas el amanecer de una ciudad muerta. Paso a paso me acerco a la nada de algún lugar inventado con las esperanza de sentir junto con el amanecer las vidas de los que en algún momento poblaron mi alma y construyeron mi existencia.
Tu imagen.
Tu pensamiento.
Tu imagen.
Tu pensamiento.
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