Sonidos superpuestos de la vida diaria
Ruidos entrecortados de motores,
el tic tac de un semáforo de otro y otro más se mezclan con el aire que levanta
el movimiento de mi bicicleta por el arrugado asfalto. Las ruedas no se
detienen ni un segundo y un zumbido parecido al de una mosca que revolotea
inquieta en un oído ajeno, sale disparado de entre los radios de las dos ruedas
que sustentan el aparato. El chirrido de un frenazo desvía mi atención, sonidos
inesperados que se intercalan con el silencio causado por el vaivén de las
hojas de los árboles que me acompañan cada día en mi camino al hospital, a
ambos lados de la acera.
Los rayos de sol de las primeras
horas llaman a todos los seres vivos a disfrutar de un nuevo día.
Toscamente el paisaje cambia y con
él los sonidos que lo acompañan.
A mi derecha las aguas del río
entonan varias notas musicales y los gorriones, los patos y las picarazas, que
descansan en sus orillas, le acompañan creando una gran orquesta natural,
pareciendo querer jugar a su vez, con la tímida luz que se deja escapar entre
las copas de los árboles.
De fondo el gruñir del ascensor
urbano, algunos caminantes que se acercan al cantar de la ciudad desenfrenada,
de una ciudad que nos recibe con las campanadas de las siete jugando con paredes
medievales que protegen al gran urbe.
YO desdibujando la percepción del
tiempo.
El hecho de haber elegido esta
caminata urbana me ha llevado a reflexionar sobre el espacio que continuamente
ocupamos y como interactuamos de manera dinámica y fluida con nuestro entorno
influenciándonos continuamente, tanto en la creación de sonidos como en la
escucha de estos. Sonidos producidos por mi propio movimiento y los creados por
la naturaleza, llegando algunas veces a imaginármelos. En este caso he
intentado describir los sonidos a través de la escucha pero no he podido dejar
de describir el entorno cambiante que me rodea diariamente.
Por otra parte, pensando en la
definición de espacio como un espacio en término antropológico-social, un
itinerario creado por el hombre, es mi caso la carretera donde voy con la
bicicleta por la que circulan coches, hay semáforos y árboles decorativos que
me lleva a un espacio completamente natural, sin prácticamente manipulación,
sin transito… Estos caminos parecen querer cruzase o entrecruzarse con un
espacio político-histórico que se encuentra al final del trayecto, cuando
aparece la gran urbe
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