En una intervención tiene que haber dos personas, una que escucha y guía y otra que cuenta su problemática y espera una respuesta. Para que eso suceda, tiene que crearse un lazo terapéutico y se llega a ese punto cuando por ambas partes existe confianza, seguridad y respeto, valores íntegramente pertenecientes a los seres humanos.
Necesitamos a la otredad, a el otro, para poder "curar" aquello que nos turba; con una IA estaríamos interactuando con una especie de vacío que nos ofrece una solución instantánea sin solucionar el problema de fondo y generando distancia social, aislamiento y soledad.
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