La depresión existencial del adulto superdotado
Ensayo realizado por Maria Rydkvist en Estocolmo a 15 de enero de 2017
«Es muy difícil mantener arriba el espíritu. Tienes que convencerte a tí mismo de un montón de cosas buenas, y a algunas personas se les da mejor el mentirse a ellas mismas, que a otras. Si te enfrentas a la realidad demasiado, ésta termina por matarte»- Woody Allen
La depresión existencial afecta especialmente a las personas extremadamente inteligentes. Aunque las personas con mayor inteligencia pueden sufrir cambios en el estado de ánimo, hay estudios que nos indican que este colectivo de individuos a pesar de su intensidad emocional, cometen menor número de suicidios que los individuos con menor CI, aunque un estudio realizado a un grupo de 24 adultos superdotados, demostraba que 16 de ellos habían contemplado la posibilidad y el hecho de cometer un suicidio, y de estos 16, la mitad había llegado a realizar algún intento de suicidio, por lo que este tema del suicidio del adulto superdotado, puede tener muchos matices. Lo que sí se demuestra, es que los problemas de ser «un niño superdotado», se arrastran también en la vida adulta.
El adulto superdotado a menudo necesita de tanta ayuda como el niño superdotado. Los adultos superdotados, raramente son reconocidos como individuos de necesidades especiales, pero aún tienen necesidades especiales psicológicas, sociales y emocionales, que están relacionadas con su elevada inteligencia.
La depresión existencial es algo muy común entre los superdotados. Cuando la gente atraviesa una situación traumática u otro acontecimiento desgraciado, como por ejemplo, el haber perdido el empleo o el fallecimiento de una persona amada, entienden que el mundo que conocían se desmorona, y temporalmente «caen abatidos» por estas situaciones, experimentando un tipo de depresión a la que se denomina depresión existencial.
Pero para otros individuos la depresión existencial surge de una manera más espontánea, y que proviene de su propia percepción de la vida, de sus pensamientos sobre el mundo y el lugar que ocupan en el mismo, y sobre el significado de la vida. Una conciencia amplia y profunda, les permite dilucidar la ineptitud de aquellos en control y en el poder, y el cómo y por qué las cosas que se hacen en nuestra sociedad para mejorarla, no van a servir de ayuda, y a menudo lo que hacen, es empeorar la situación. Los psicólogos James T Webb y Eric Maisel descubrieron que las personas altamente superdotadas y creativas eran particularmente vulnerables a la depresión existencial.
Aunque un episodio de lo que normalmente se denomina depresión existencial puede afectar a la vida de cualquier persona, ante un momento de pérdida o de temor a una pérdida que nos muestre el verdadero recorrido vital, las personas con una más elevada capacidad intelectual, son más propensas a experimentar la depresión existencial de un modo espontáneo. A veces, esta depresión existencial está íntimamente vinculada a la desintegración positiva que afirmaba Dabrowski (1996). En la investigación de Dabrowski los individuos que «caen abatidos» deben de encontrar un modo de «recomponerse nuevamente», ya sea recomponiéndose en el estado anterior del que partieron, o demostrando un nuevo crecimiento y llegando a recomponerse en un nuevo y más elevado estado de funcionamiento. Las personas más inteligentes son normalmente más intensas, sensitivas e idealistas, y pueden ver las inconsistencias y absurdeces en los valores y comportamientos de los otros. (Webb, Gore, Amend, & DeVries, 2007).
Dabrowski descubrió que las personas con mayor «potencial de desarrollo», que procedía de una estructura innata que incluía un mayor nivel de reactividad del sistema nervioso llamado sobreexcitabilidad, poseían una mayor conciencia y entendimiento de la propia extensión de la vida, y de las diferentes formas en las que la gente podía vivirla, pero este gran potencial, también les predisponía a crisis personales y emocionales.
La depresión existencial, no responde a medicación o a las terapias convencionales de la depresión, y no puede ser curada, solamente manejada, y aparece, cuando se cuestionan ciertas cuestiones básicas de la propia existencia a las que Yalom (1980) describe como «preocupaciones últimas», tales como la muerte, la libertad, la soledad, y la falta de significado.
¿Pero por qué este tipo de cuestionamientos existenciales se dan de manera desproporcionada en las personas superdotadas? En parte, es porque el propio pensamiento substancial y la propia reflexión, acogen y ponen en marcha tales cuestionamientos, en lugar de centrarse simplemente en los aspectos superficiales de la vida. La capacidad de ver más allá de la mayoría, y la capacidad de sentir sentimientos y pensamientos de introspección de manera inmediata y espontánea, puede llevar a los adultos superdotados a sentirse desconectados, separados y diferentes de los demás. Los sentimientos indeseables de culpa y de impotencia, pueden hacer que el objetivo de acometer «su gran visión», les haga finalmente sentirse vacíos y carentes de sentido.
Esta capacidad inusual de introspección del superdotado, se extiende más allá de la mera consecución académica o artística, a lo psicológico. Los individuos superdotados pueden ver a través de la «fachada social» y entender los motivos reales que mueven las intenciones de los demás. La depresión existencial, es una depresión relacionada con los conceptos extremandamente abstractos de la finalidad de la muerte, o la trivialidad del propio ser humano, y el sentido (o la falta del mismo) de la vida. Los individuos superdotados tienen una mayor propensión a sentir ansiedad por estas cuestiones.
La falta de sentido y el autoconcepto en el superdotado
Cuando esta intensidad y sensitividad se combinan con el idealismo, lo cual sucede en los individuos superdotados, ocurre algo positivo, y es que estos pueden por un lado, intuir y entender cómo las cosas pueden llegar a ser, pero a su vez esto, puede producirles frustración, desilusión e infelicidad, y que tienen como resultado esta depresión existencial del superdotado, a veces como un estado de ánimo permanente que se solapa a otros estados de ánimo del día a día.
Son muchas las dificultades psicológicas a las que se ve sometido el altamente superdotado, sobre todo en términos de autoestima y de autoconcepto. Los extremadamente superdotados tienen una gran dificultad para recibir un feedback correcto, adecuado y que valide su autoconcepto, y aunque son los que poseen la mayor capacidad para crear estructuras y conectar información de todo tipo, son los que al mismo tiempo tienen la mayor necesidad de saber, de conocer y de cuestionarse la propia vida y el sentido de la misma. Los individuos promedio no suelen crear su propia estructura de pensamiento y tienden a razonar de un modo lineal, paso a paso.
Para las personas fuera de la norma, cómo sucede con los superdotados, el obtener un feedback que esté a la altura de sus capacidades reales, sus fortalezas, pero también sus debilidades, y que de lugar a la aceptación de las características de su personalidad, es algo muy difícil de encontrar.
La soledad y el aislamiento
La soledad es uno de los mayores retos a los que se enfrentan los individuos superdotados. La soledad que experimentan los superdotados, no está causada por su superdotación, sino por la respuesta que reciben de la sociedad a la misma. La gente se suicida porque desean aliviarse del dolor. En el caso de los superdotados, lo peor que les sucede, no es el acabar estando completamente solos, sino lo peor de la vida, es que la gente que les rodea, hagan que sientan esa tremenda soledad. El comprender tanto, y saber hacer tantas cosas, termina produciendo un sentimiento de impotencia, y a tener que guardarse todo dentro, al no poder compartirlo con el grupo, hasta el punto de que los pensamientos de suicidio, puedan convertirse en compañero del día a día, de muchos superdotados. Esto es parte del dolor que produce la alta superdotación.
La sensitividad inusual de la población altamente superdotada, les puede causar dolor de distintas maneras. La fuente de dolor más dolorosa para los altamente superdotados es que no encajan con las expectativas de nuestra cultura, con las normas, y con el propio sistema. Son diferentes en una cultura que aborrece y teme lo diferente, en una cultura que cada vez más define aquello que es diferente, como algo patológico. Además, esta diferencia puede desembocar en ataques de los demás.
Puede ser que no haya modo de cambiar a la persona, cambiar la situación en sí que crea el problema, y que no haya manera de poner a la misma, en un entorno más seguro. A veces, existen estrategias que pueden aliviar el problema actual, pero que pueden llegar a crear un problema similar, o incluso mayor. Nuestra influencia cultural nos lleva a querer intentar encontrar la solución a cada problema, pero ignora el hecho, de que algunas situaciones, no son meros problemas, sino que se trata de dilemas, en los cuales todas las alternativas posibles, también tienen sus consecuencias negativas.
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