Un alto costo de los ideales.
El mundo no depende de un sueño, como seres humanos somos meros observadores, por lo que nos caeremos y levantaremos cientos de veces, siendo en muchas ocasiones más elevado el costo que el beneficio. Aún así, no nos tenemos que dejar llevar por la desesperanza, necesitamos poner distancia para poder ver con nitidez nuestros errores y avanzar por el camino más provechoso.
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