Escúchame hombre blanco:
Yo soy la cordillera, y el río, y el guanaco.
Yo soy la tierra y el pajonal de oro
y el maíz prodigioso, y el cebadal azul.
¿Has visto tú algo más poderoso
que mi gran esperanza?
¿Conoces tú algo más grande que mi silencio?
Yo, que sólo he salvado de las sombras
un puñado de niños,
color de eternidad, de bronce y piedra,
a ti te los entrego, hermano blanco.
¡Mejóralos!
¡Levántalos!
La tierra es ancha como una pena india...
Atahualpa Yupanqui.
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