Durante nuestra trayectoria de vida, numerosas personas se cruzan en nuestro camino, pero sólo algunas nos impregnan el alma de paz, enseñanza y parte de su sabiduría. Darse cuenta de tal redención, es un paso importante para nuestro creciento interior, un "algo" que nos recuerda nuestro fin último de la vida, ocupar un espacio en la existencia del universo.
Hoy os voy a hablar de dos de esas mujeres, si dos mujeres que me devolvieron las ganas de vivir y creer nuevamente en el ser humano, dos mujeres profesionales, amantes apasionadas de sus quehaceres, firmes en sus convicciones, altas en espíritu y con corazón lleno de humildad, bondad y sabiduría.
Dos mujeres que me recordaron que vida sólo tenemos una y marcar la diferencia en nuestro espacio de convivencia, es atreverse a no pasar por esa vida de puntillas, aunque duela. Reconocer los errores pasados y afrontar el presente con todo lo que ello conlleva, tristezas, alegrías, amores, desamores.
Dos mujeres no tan valientes con sus sentimientos pero absolutamente atractivas en sus quehaceres ocultando esa falencia con miradas profundas y palabras llenas de poesías.
Dos mujeres que me abrieron el camino de entre los muertos y me ayudaron, cada una a su manera, a paliar la tristeza, desesperanza y dolor de aquellos que no tienen nombre, ni palabra, ni redenciones por las que luchar.
Dos mujeres enteras, con una historia de vida tan profunda y a la vez tan sencilla que su sola presencia me calmaban todas las angustias.
Dos mujeres libres, libres de espíritu y pensamiento.
Dos mujeres que me regalaron sin saberlo parte de su esencia.
... Y pienso: allá en sus rincones, cada una en su silencio y soledad forjaron esa entereza y sabiduría que no dudaron en compartir con un espíritu perdido... Yo algún día quiero llegar a darme de esa manera tan fiel y dejarme en algún alma errante para ofrecerle, con esa misma humidad, parte de mi esencia.
Gracias por darme la vida.
Hoy os voy a hablar de dos de esas mujeres, si dos mujeres que me devolvieron las ganas de vivir y creer nuevamente en el ser humano, dos mujeres profesionales, amantes apasionadas de sus quehaceres, firmes en sus convicciones, altas en espíritu y con corazón lleno de humildad, bondad y sabiduría.
Dos mujeres que me recordaron que vida sólo tenemos una y marcar la diferencia en nuestro espacio de convivencia, es atreverse a no pasar por esa vida de puntillas, aunque duela. Reconocer los errores pasados y afrontar el presente con todo lo que ello conlleva, tristezas, alegrías, amores, desamores.
Dos mujeres no tan valientes con sus sentimientos pero absolutamente atractivas en sus quehaceres ocultando esa falencia con miradas profundas y palabras llenas de poesías.
Dos mujeres que me abrieron el camino de entre los muertos y me ayudaron, cada una a su manera, a paliar la tristeza, desesperanza y dolor de aquellos que no tienen nombre, ni palabra, ni redenciones por las que luchar.
Dos mujeres enteras, con una historia de vida tan profunda y a la vez tan sencilla que su sola presencia me calmaban todas las angustias.
Dos mujeres libres, libres de espíritu y pensamiento.
Dos mujeres que me regalaron sin saberlo parte de su esencia.
... Y pienso: allá en sus rincones, cada una en su silencio y soledad forjaron esa entereza y sabiduría que no dudaron en compartir con un espíritu perdido... Yo algún día quiero llegar a darme de esa manera tan fiel y dejarme en algún alma errante para ofrecerle, con esa misma humidad, parte de mi esencia.
Gracias por darme la vida.
Excelente reflexión sobre la vida, siempre hay que ver más allá de nuestras fronteras, el mundo en el que vivimos cada vez es más cuadrado y lleno de lineamientos y reglas que solo dañan nuestro ser, como perder el tiempo en somosmovies
ResponderEliminarLa vida es una reflexión continua... Gracias por tomar tiempo de leer mis palabras
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