jueves, 28 de febrero de 2019

Película el Cisne Negro


Película el Cisne Negro

https://repelis.live/08/ver-cisne-negro-2010/

Imperios combatientes

IMPERIOS COMBATIENTES


Triste, sola (y en recesión)


La desaceleración en Alemania confirma el fiasco de su nacionalismo exportador

RAFAEL POCH

Angela Merkel. 

LUIS GRAÑENA

27 DE FEBRERO DE 2019

¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de fiesta? Pincha ahí: agora.ctxt.es/donaciones

La Conferencia de Seguridad de Munich es un cónclave atlantista que reúne anualmente en la capital bávara a los responsables políticos del militarismo europeo y norteamericano, ministros de defensa y exteriores, con los actores empresariales del complejo militar industrial de ambas orillas del Atlántico y sus propagandistas, periodistas y expertos de think tanksa sueldo de los anteriores. A esta especie de aquelarre imperial se suele invitar a algunos personajes del resto del mundo, en una proporción de uno sobre treinta, para dar color al evento. En su última edición esta obscena asamblea guerrera ha retratado el creciente aislamiento de Alemania en el actual desorden mundial.

Ha quedado en evidencia la simple realidad de que el país “jefe” de la Unión Europea está tan rodeado de problemas como sus vecinos; la Francia de Emmanuel Macron, un político acabado que sigue gesticulando, y la Inglaterra del embrollo del brexit, donde ya se propone la humillante repetición del referéndum para lograr el resultado correcto, como ocurriera antes en Dinamarca e Irlanda.

El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, llegó a Múnich procedente de Varsovia. Allí había organizado pocos días antes una “conferencia de guerra contra Irán” –en palabras de Netanyahu– a la que asistieron Israel, los aliados árabes y Polonia, pero no los principales países europeos. Pence amenazó en Varsovia con romper la OTAN y “crear aún más distancia entre Europa y EE.UU.”, si los europeos, que han puesto en marcha un precario mecanismo para amortiguar sanciones extraterritoriales americanas contra las empresas que se atrevan a mantener relaciones con Irán, no colaboran en la demolición del acuerdo nuclear con Teherán. También arremetió contra el gasoducto en construcción, Nord Stream 2, con el que Rusia incrementará su suministro de gas a Alemania, y de allí a Europa, bajo las aguas del mar Báltico.

“No podemos garantizar la defensa de Occidente si nuestros aliados dependen del Este”, dijo Pence, al tiempo que el embajador americano en Berlín, Richard Grenell, enviaba cartas a las empresas alemanas subrayando que, “las compañías relacionadas con exportaciones energéticas rusas están participando en algo que conlleva un riesgo considerable de sanciones de Estados Unidos”.

La simpática nota del embajador, un tipo que apoya abiertamente al partido racista y ultraderechista alemán Alternative für Deutschland, llegó a Múnich junto con un informe del diario Handelsblatt que citaba fuentes de la administración Trump, advirtiendo de que Washington se dispone a declarar las importaciones de coches alemanes a Estados Unidos como “riesgo a la seguridad nacional de Estados Unidos”.

En medio de este espectáculo, los políticos alemanes hacen como si no pasara nada. Sí, en su discurso en Múnich, Merkel, la canciller que no protestó ante la evidencia de que la NSA espiaba sus comunicaciones, criticó lo de los coches alemanes como riesgo de seguridad y fue muy aplaudida por ello, pero el tono lo dieron sus ministros de Defensa y Exteriores al “reafirmar un claro compromiso con la OTAN y el partenariado con los Estados Unidos”, como si no pasara nada. Pero claro que pasa.

La presión de Trump empuja a los europeos a la autonomía, a abordar planes para crear un ejército europeo, una política energética que precisa necesariamente unas relaciones normales con Rusia, lo que supone tener un poco en cuenta los intereses de seguridad de Moscú, etc., etc., pero las cosas son complicadas. Quizá hay esperanzas de que Trump sea un fenómeno pasajero y que su sucesor regrese a las relaciones anteriores, cosa poco probable, pero hay también claras señales de esquizofrenia en el establishment alemán, que tiene el corazón partido entre los atlantistas irredentos y los que quieren hacer negocios con Rusia, China e Irán. En los dilemas que se presentan, la propia desintegración que el liderazgo alemán en la UE ha propiciado se vuelve contra Berlín.

¿Una política energética común? Si, pero Francia ya no puede conformarse con lo que se vislumbra con el Nord Stream 2. No tiene que ver con la cacareada independencia del suministro. La UE recibe gas de Noruega, Argelia, Qatar, Nigeria, Azerbaidzhán, Perú y Trinidad y Tobago, además de Rusia. El suministro de todos esos países supera con creces el ruso. Lo que ocurre es que a Francia no le hace gracia que Alemania se posiciones como hub gasístico continental, a menos que se consienta en darle a ella el papel de distribuidor continental de energía nuclear. El 22 de enero, el ministro de energía alemán, Peter Altmaier, glosaba “el abandono en paralelo” del carbón y la energía nuclear. Días después, París respondió retirando su apoyo al Nord Stream 2 y forzando una negociación in extremis para impedir que la Comisión Europea bloqueara el gasoducto.

¿Un ejército europeo? Sí, los alemanes piensan en ello, hasta proponen “europeizar” (un verbo sinónimo de “germanizar”) la disuasión nuclear francesa. Pero en París el jefe del Estado Mayor, François Lecointre, ha dejado claro que ese recurso francés no es socializable. “La autonomía de las fuerzas nucleares francesas está garantizada por lo menos hasta 2050”, ha dicho. Los alemanes tienen en su suelo decenas de bombas nucleares de Estados Unidos, en las bases de Büchel y Ramstein. La cifra exacta no la conocen ni siquiera los políticos alemanes que tampoco se atreven a decirles a los americanos que se las lleven de vuelta a su país como desea la mayoría de los alemanes. Y en temas de defensa, los franceses están mucho más cerca de los británicos en cuestión de cooperación militar-industrial, que de los alemanes, por razones históricas obvias.

Sin acuerdo en las dos cuestiones esenciales, energía y defensa, la autonomía europea sería complicada, incluso si la Unión Europea no estuviera en proceso de desintegración como resultado, fundamentalmente, del nacionalismo exportador alemán que llamamos “liderazgo alemán”. Y, he aquí que hasta eso está pinchando.

La mezcla de la ruina y desapego de los socios europeos, en el Sur (Italia), en el Este (Polonia y compañía), de la incertidumbre del brexit, del agotamiento del vendedor de alfombras del Elíseo, de las sanciones y amenazas comerciales de Estados Unidos, del enfriamiento chino, la estúpida guerra fría con Rusia y sus sanciones, y demás, ha acabado afectando a la propia estrategia alemana. Solo las barreras de Trump pueden reducir a la mitad la exportación de coches alemanes a Estados Unidos. El automóvil es el sector clave de la exportación alemana, que responde de la mitad del PIB. Alemania es una especie de “China europea” en su dependencia de la demanda del consumidor extranjero, con la diferencia de que China tiene un potencial enorme en su mercado interior que lleva años potenciando. La miseria de los sueldos en Alemania, el avance de la precariedad y de todo lo que se ha elogiado del modelo alemán en Europa, se está volviendo contra ella. Llegamos así a la actual recesión. La agencia federal de estadísticas dice que aún no, que se ha rozado la recesión, pero, pese a sus trucos de contabilidad, el hecho es que llevamos dos trimestres de desaceleración en Alemania y probablemente habrá un tercero… La supuesta granja modelo que daba lecciones a diestro y siniestro está siendo víctima de su propia estrategia avasalladora, prepotente y egoísta.

AUTOR

Rafael Poch

viernes, 22 de febrero de 2019

La ciencia de la mula Francis

EL BLOG DE FRANCISCO R. VILLATORO


Cómo cambian los nucleones al ser confinados en un núcleo

Los nucleones (protones y neutrones) están formados por quarks. En 1983 el proyecto EMC (European Muon Collaboration) del CERN descubrió que la distribución del momento lineal de los quarks en el nucleón es diferente si está dentro de un núcleo atómico o si está libre; la diferencia crece con la masa del núcleo. Se publica en Nature un artículo de la Colaboración CLAS del Jefferson Lab que desvela la causa de este fenómeno, llamado efecto EMC. En un núcleo masivo se forman correlaciones de corto alcance entre pares de nucleones, llamados pares SRC (short-range correlated), de muy corta vida. El número de estos pares SRC crece con la masa del núcleo. Cuando se descuenta su efecto se obtiene una ley universal,  independiente de la masa del núcleo.

Se dice que los nucleones son isófugos(isophobic) porque los pares SRC se forman con preferencia entre protones y neutrones, en lugar de entre neutrones y neutrones, o protones y protones. Así el número de pares SRC depende del cociente entre neutrones y protones en el núcleo (N/Z); recuerda que este cociente crece con la masa atómica de los núcleos (A = Z + N). La Colaboración CLAS ha obtenido las medidas de mayor precisión del efecto EMC y de la abundancia de los pares SRC hasta ahora. Gracias a ello se ha podido desvelar la relación causa/efecto entre ambos fenómenos para núcleos con A ≥ 12 (más pesados que el carbono). Además, se ha obtenido una nueva relación de universalidad que tendrá que ser confirmada con futuras simulaciones numéricas usando cromodinámica en el retículo (Lattice QCD).

Los nuevos resultados de la Colaboración CLAS son muy relevantes para todos los experimentos que usan núcleos atómicos como blancos, como los detectores de neutrinos. El artículo es The CLAS Collaboration, “Modified structure of protons and neutrons in correlated pairs,” Nature 566: 354–358 (20 Feb 2019), doi: 10.1038/s41586-019-0925-9; más información en Gerald Feldman, “Why neutrons and protons are modified inside nuclei,” Nature 566: 332-333 (20 Feb 2019), doi: 10.1038/d41586-019-00577-0.

La Colaboración CLAS estudia el interior del nucleón gracias al impacto contra núcleos (C, Al, Fe, o Pb) de electrones de alta energía (5.01 GeV), que transfieren a los nucleones un momento entre 1 y 2 GeV/c. Para los núcleos pesados con muchos neutrones y protones, hay una mayor probabilidad de un protón forme un par SRC con un neutrón, por lo que el efecto EMC, la modificación de la distribución de momento de los quarks en estos nucleones, es mayor. En esta figura se muestra el cociente entre σA/A y σd/d, es decir, entre la sección eficaz de dispersión profundamente inelástica (DIS) entre electrones y núcleos de masa atómica A>2, y la obtenida entre electrones y núcleos de deuterio (A=2). Este cociente se muestra en función de la fracción xB del momento del nucleón de cada quark (partón) que interacciona con el electrón incidente.

En esta figura se muestra el cociente entre σA/A y σd/d para grandes valores de xB; la presencia de los pares SRC se observa en el valor constante para 1.45 ≤ xB ≤ 1.9. Por cierto, el efectos de los tríos SRC es despreciable (al menos un orden de magnitud menor que la de los pares SRC). Al tener en cuenta los pares SRC se puede obtener una descripción universal del efecto EMC. Gracias a ello se puede se puede determinar mejor la diferencia entre la estructura interna de los nucleones libres y los ligados a los núcleos, pudiendo verificar con mayor precisión las predicciones de la cromodinámica cuántica en los núcleos.

Esta figura ilustra mejor la ley universal para las distribuciones de partones en función de la distribución de pares SRC. En la parte izquierda se observa el cociente entre la función de estructura por nucleón para diferentes núcleos (A>2)  y la del deuterio (A=2); según la barra de colores, el color amarillo es para A=3 y el verde más oscuro para A=208. En la parte derecha se observa el cociente corregido teniendo en cuenta los pares SRC, que ilustra la universalidad observada.

Esta última figura ilustra aún mejor la universalidad mostrando cómo la pendiente del efecto EMC (azul) corregida con el efecto de los pares SRC (rojo) tiene un valor constante. Esta nueva modificación universal de la función de distribución de partones en los núcleos pesados nos recuerda que aún hay muchas cosas que ignoramos sobre la explicación de los núcleos atómicos usando la QCD (es decir, el modelo estándar). Los experimentos de detección de neutrinos (que se dispersan con preferencia en quarks d) y antineutrinos (que prefieren dispersarse en quarks u) que usan blancos más pesados que el carbono deberán tener en cuenta la modificación universal de las distribuciones de partones. Si no, podrían interpretar de forma errónea ciertos resultados como resultado de la asimetría CP. Sin lugar a dudas estamos ante un trabajo muy relevante de la Colaboración CLAS.

miércoles, 20 de febrero de 2019

León Gieco - el ángel de la bicicleta

La historia de Pocho Lepratti, el ángel de la bicicleta 'caído' hace 15 años por salvar niños

La historia de Pocho Lepratti, el ángel de la bicicleta 'caído' hace 15 años por salvar niños 


Claudio Lepratti, más conocido en Argentina como 'Pocho', siempre estuvo en contacto con la gente humilde, las personas más necesitadas en pleno desmoronamiento político económico y social de Argentina a finales del pasado siglo.    El joven, que ha pasado a la historia por ser uno de los militantes sociales ...

Leer mas: https://www.notimerica.com/sociedad/noticia-historia-pocho-lepratti-angel-bicicleta-caido-hace-15-anos-salvar-ninos-20161219071436.html








Serú Girán - Seminare

“El neoliberalismo aplica la necropolítica, deja morir a las personas que no son rentables”
Clara Valverde introduce su nuevo libro con la alusión al texto de una pintada en la pared: “Con la dictadura nos mataban. Ahora nos dejan morir”. En ‘De la necropolítica neoliberal a la empatía radical’ (‘Icaria/Más madera’) esta activista política y social y escritora sostiene que el sistema neoliberal es incompatible con la lucha contra la desigualdad. Para ella, este sistema divide la sociedad en excluidos e incluidos. Se desentiende de los primeros y atemoriza a los segundos para perpetuar y aumentar el poder y la riqueza de los privilegiados.
Clara Valverde acusa al neoliberalismo de practicar una política basada en la muerte de los excluidos


http://www.enorsai.com.ar/politica/22416-nota.html?fbclid=IwAR2GA7a9hcwWfR5t682X2ebFsdiQyVkSWzWT4jGUy7Xp-YdARY_fr_vON5w

domingo, 17 de febrero de 2019

Teoría de cuerdas: una teoría para unificar el universo

La teoría de cuerdas es, probablemente, uno de las hipótesis más intrigantes del mundo de la ciencia. Es un intento por explicar todo lo que podemos observar en el universo. Con el paso de las décadas, ha ido evolucionando, y ha pasado por momentos de mayor y menor popularidad. Pero… ¿en qué consiste exactamente?

La teoría de cuerdas: una explicación para el mundo que nos rodea.

Theodor Kaluza.
Crédito: John Fleischman
Para poder explicar la teoría de cuerdas, hace falta embarcarse en un pequeño viaje por la historia de nuestra ciencia. Concretamente, tendremos que viajar hasta 1919 y. Es en ese momento cuando nos encontramos con un físico alemán: Theodor Kaluza. Quizá su nombre no te resulte especialmente conocido, pero tuvo una idea que, a priori, sonaba bastante descabellada: el universo podría tener más de 3 dimensiones.
¿Cómo se le ocurrió esta posibilidad? Sólo hace falta retroceder unos años más, a 1907, para dar con la respuesta. Obtuvo la inspiración del mismísimo Albert Einstein. A principios del siglo pasado, el genial físico ya había planteado su famosa teoría de la relatividad. Pese a su popularidad, y por raro que parezca, en su época, el proyecto de Einstein para entender la gravedad parecía no tener mucho sentido. A fin de cuentas Newton, en el siglo XVII, ya nos había explicado el movimiento de los planetas, por qué caían las manzanas de los árboles, etc…
Sin embargo, Einstein buscaba un enfoque diferente. Quería entender cómo funcionaba la gravedad. ¿Cómo podía ser que el Sol, a 150 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, fuese capaz de ejercer su gravedad? ¿Cómo la transmitía a través de un espacio vacío e inerte? En cierto modo, podemos decir que Einstein descubrió que el espacio, en ausencia de materia, es como una superficie completamente lisa.

El espacio-tiempo y su curvatura

Concepto artístico de la teoría de la gravedad.
Crédito: Shutterstock
Si hay algo que tenga masa, el espacio se curva. Esa curvatura comunica la gravedad. Lo mismo se aplica a la Tierra. La imagen que acompaña este párrafo sirve para ilustrarlo. Imagina que la esfera del centro es el Sol o la Tierra y, la esfera que gira es respectivamente, la Tierra o la Luna. Es la curvatura del espacio la que hace que el objeto se mueva a su alrededor. Como si siguiese el camino a través de un valle.
La idea de Einstein era elegante y funciona. Hizo que se convirtiese, seguramente, en uno de los grandes científicos de nuestra historia. El hallazgo del genial físico hizo que Kaluza comenzase a pensar. Ambos buscaban una teoría unificada (también llamada teoría del todo, es la misma idea). Es decir, una teoría que fuese capaz de describir todas las fuerzas fundamentales del universo. Algo así como una ecuación maestra. Una llave para abrir todas las puertas.
Theodor Kaluza entendió que Einstein había sido capaz de describir la gravedad como un conjunto de curvas y deformaciones en el espacio-tiempo. Así que intento hacer lo mismo con la otra fuerza que se conocía en aquella época: la electromagnética. En la actualidad conocemos más, pero la fuerza electromagnética es, básicamente, la responsable de cosas como la electricidad o la atracción magnética. Kaluza pensó que podría hacer lo mismo. Explicar la fuerza electromagnética como curvas y deformaciones.

La fuerza electromagnética como como una curva

Oskar Klein
Crédito: Kosmologika.net
Pero… ¿en qué? Einstein ya había usado el espacio-tiempo para explicar la gravedad. ¿Qué otra cosa podía ser la responsable de transmitir la fuerza electromagnética? No parecía haber nada más. Kaluza propuso que podía haber dimensiones extra. Es decir, para poder describir una fuerza más, quizá fuese necesario añadir una dimensión más al universo. Así, tendría cuatro dimensiones físicas y el tiempo (que siempre tratamos como una dimensión más).
Lo más curioso es que, cuando se puso a escribir las ecuaciones que explicaban esas curvas y deformaciones de un universo de 4 dimensiones (en vez de 3) se encontró con las mismas ecuaciones de Einstein para la gravedad. Hasta aquí, todo normal. Pero había una más. Una ecuación que era, exactamente, la misma que los científicos ya conocían para describir la fuerza electromagnética. Eso sí, que todo pareciese cuadrar, no quería decir que Kaluza hubiese dado con la clave.
Porque, cabe preguntarse otras cosas. Si el universo tiene más dimensiones… ¿dónde están? No las podemos ver a nuestro alrededor. Del mismo modo, ¿esta teoría funciona si la aplicamos con detalle a todo lo que nos rodea? La respuesta a la primera pregunta llegó unos años después, en 1926. Se le ocurrió a un físico sueco: Oskar Klein. Sugirió que quizá haya dos tipos de dimensiones. Unas grandes y fáciles de ver, y otras mucho más pequeñas, rizadas y enrolladas sobre sí mismas.

Pequeñas dimensiones imperceptibles

Hormigas sobre una cuerda.
Crédito: Stock Photo
Serían tan pequeñas que, a pesar de estar alrededor nuestro en todas partes, no podemos verlas. El razonamiento puede parecer difícil de entender, pero tiene su sentido. Imaginemos que tenemos un cable, visto desde la distancia. Podríamos decir, sin dificultad, que desde nuestra perspectiva, el cable es un objeto unidimensional. Pero no es así. Sabemos que tiene algo de grosor y altura. Es más. Para las hormigas, ese grosor y altura son perfectamente accesibles.
Para ellas, el cable es un objeto completamente tridimensional. Así que la idea de Klein viene a ser algo parecido, solo que en una escala muchísimo más pequeña que lo que podemos imaginar. De tal manera que, si fueses una hormiga increíblemente pequeña, podrías moverte por la escala más pequeña del espacio-tiempo y ver esas dimensiones extra, enrolladas sobre sí mismas, como el grosor de ese cable. De esta manera, la primera pregunta podría tener una respuesta que parece bastante plausible.
Pero, ¿y la otra pregunta? ¿Funciona la idea de Kaluza si la aplicamos al mundo real? La respuesta es que no. En aquella época, con el conocimiento que tenían, con el trabajo de Kaluza, Einstein y otros científicos, descubrieron que no eran capaces de obtener cosas como la masa de un electrón. Así que esta idea de explicar el universo con una teoría unificada fue cayendo en el olvido a mediados del siglo XX (hacia los años 40).

El renacer de la teoría de cuerdas

Balón de fútbol.
Crédito: Desconocido
Pero no llegó a caer en el olvido absoluto. En las últimas décadas del siglo XX, volvió a resurgir de una forma diferente: la teoría de supercuerdas. La teoría de supercuerdas va un paso más allá de lo que pensaba Kaluza. Los científicos (hablamos de científicos de nuestra época, personas como Brian Greene, que están trabajando en este campo) se hicieron una pregunta relativamente simple… ¿cuál es el elemento más pequeño, indivisible, inseparable (y todos los “in” que se te puedan ocurrir) que componen el mundo que nos rodea?
Imaginemos que tenemos una pelota de fútbol. La observamos en su tamaño más pequeño posible. Es decir, vamos descendiendo y llegamos a los átomos. Probablemente sepas que los átomos no son la unidad más pequeña que podemos observar. Están formados por partículas aún más pequeñas. En su nivel más esencial, tenemos fermiones y bosones. No voy a hablar de qué son. Pero sí diré que un protón, por ejemplo, está compuesto de quarks (un tipo de fermión).
Concretamente, dos quarks arriba y un quark abajo. El neutrón está formado por un quark arriba y dos quarks abajo. La cosa es que no hemos sido capaces de observar más allá del quark. Es decir, ahí termina lo que sí conocemos. Pero aquí, la teoría de cuerdas nos lleva un pasito más allá. En ella, se plantea que en el interior de los quarks hay algo así como un filamento de energía que vibra. En esencia: una cuerda.

Las cuerdas de la realidad

Concepto artístico de la teoría de cuerdas.
Concepto artístico de la teoría de cuerdas.
Crédito: Fresh Wallpapers
Esas cuerdas, de una forma parecida a las cuerdas de un instrumento musical, pueden vibrar de diferentes maneras. Del mismo modo que la cuerda de un instrumento musical produce diferentes notas musicales, las diferentes vibraciones de estas cuerdas producen las diferentes partículas que vemos en el universo. En ese nivel microscópico, esta sería la pieza básica del universo. Sus vibraciones (en diferentes frecuencias) producen diferentes partículas, y esas partículas son lo que vemos en todas partes.
Es una teoría muy elegante. Si funciona, quiere decir que tanto las partículas de la materia como las de las fuerzas fundamentales tienen un mismo origen. Todas tendrían en común esas cuerdas vibratorias. Así que, en un arrebato de locura, o genialidad, pasamos de intentar explicar las fuerzas fundamentales con una única teoría en los años 50… a intentar explicarlo todo en los años 90. Todavía no tengo claro si es una locura o una genialidad.
En cualquier caso, para ver si esta idea tiene sentido hay que probarla. Las matemáticas de esta teoría de supercuerdas no funcionan en un universo con tres dimensiones. Tampoco con cuatro (como el que planteaba Kaluza). Ni con cinco, ni seis, ni siete… Hay que subir hasta las diez dimensiones físicas (y una temporal). Es el único universo en el que funciona. Si ya es difícil imaginar cuatro dimensiones físicas, os invito a no intentar imaginar diez. Da un dolor de cabeza terrible.

El mundo de las dimensiones extra

Concepto artístico de una cuerda.
Crédito: Desconocido
¿Qué propósito podrían tener esas dimensiones extra? Científicos como Greene creen que esas dimensiones extra podrían ser una respuesta. Hay una gran pregunta en la física que todavía no tiene respuesta. Podemos decir que nuestro universo se rige por varios números. Cosas como la masa de una partícula, la fuerza de la gravedad, la velocidad de la luz… Hemos medido todos esos números con gran precisión.
Pero… ¿por qué tienen esos valores exactamente? ¿Por qué la luz viaja a casi 300.000 km/s? ¿y por qué la gravedad tiene esa intensidad? Esas dimensiones extra, y la forma que tuviesen, si es que existen (que no es algo que esté ni mucho menos comprobado) podrían determinar cómo vibran las cuerdas de esta teoría. Si fuese así, la forma del universo, sumando todas esas dimensiones, es la que nos diría por qué es como es.
Es una pregunta muy importante. Imagina que tuviésemos una máquina en la que ajustar todos esos parámetros. Cambiar cualquiera de esos valores por poco que sea, nos lleva a un universo en el que, probablemente, no existiría la vida. Es sorprendentemente fácil, con tocar un poco esos valores, producir un universo absolutamente incompatible con la vida. Quizá, incluso incompatible con su propio funcionamiento (un universo que nunca llegase a tener un Big Bang, por ejemplo).

La llave a lo que no podemos explicar

Concepto artístico de las dimensiones extra.
Crédito: Jeff Bryant
No menciono el universo por casualidad. La teoría de cuerdas nos dejaría explicar cosas como qué pasa en la singularidad de un agujero negro. Pero si de verdad queréis sufrir un poco, la imagen que acompaña este párrafo podría ser una representación de esas dimensiones extra, pequeñas y apelotonadas entre sí. También nos dejaría explicar qué sucedió antes del Big Bang (la teoría de cuerdas plantea que pudo ser el resultado de una colisión o fusión de universos). Eso abre la puerta a la existencia del multiverso.
La teoría de cuerdas podría permitirnos cosas como usar un agujero de gusanopara viajar a otros universos (eso sí, es un gran “quizá”). El caso es que, de ser así, en un futuro lejanísimo, nos podría permitir escapar del destino último del universo. La teoría de cuerdas podría darnos una forma de viajar a otro universo. Uno que, en ese futuro tan lejano, cuando el cosmos muera, podría permitir que la vida siga avanzando.
En un cosmos nuevo, diferente al que conocemos. Pero, volvamos al presente, ¿cómo sabemos si la teoría funciona? El Gran Colisionador de Hadrones (en Suiza) podría darnos la respuesta. La esperanza de los físicos es que, allí, donde se hace colisionar dos haces de protones con una energía altísima, se pueda observar qué sucede cuando se libera. Si hacemos chocar dos haces con gran energía (moviéndose casi a la velocidad de la luz) y la medimos, podemos comparar la energía antes y después de la colisión.

En busca de la señal de la teoría de cuerdas

Esta imagen es una simulación de cómo veríamos la Gran Nube de Magallanes si hubiese un agujero negro entre nuestro planeta y la galaxia.
Crédito: Alain R./Wikipedia
Si después de la colisión resulta que tenemos menos energía de la que había antes de la colisión la conclusión es que parte de esa energía habría escapado a esas dimensiones extra. De momento, no se ha observado ese resultado. No quiere decir que la teoría de cuerdas esté descartada, ni mucho menos. Quizá no hayamos usado toda la energía necesaria para provocar ese fenómeno. Quizá suceda solo en colisiones con más energía.
La respuesta, en cualquier caso, es posible que la tengamos en el curso de nuestras vidas. Algo que no es demasiado común. Si no es así, si no tenemos una teoría unificada, tampoco será un drama. Quizá tardemos décadas en descubrir una teoría del todo. O siglos. Pero la aventura que nos llevará hasta ella nos dará muchas respuestas, y muchas otras preguntas a las que responder. Es decir, más ciencia.
Referencias: TED, Wikipedia
Alex Riveiro :Amante de la astronomía. Hablo de todo lo relacionado con el universo y sus conceptos de una manera amena y sencilla. Desde los púlsares hasta la historia de la 
astronomía en Al-Andalus
Ver comentarios(7)
  • ES IMPORTANTE EN ESTA INVESTIGACION QUE REFERENTE A LA TEORIA DE LAS CUERDAS ES BUSCAR Y HALLAR UNA CONSTANTE O VALOR VINCULANTE SEGURO ENTRE LA TEORIA DE LA RELATIVIDAD Y DE LA MECANICA CUANTICA CON ESTA TEORIA DE CUERDAS, PERO DENTRO DE UNA DIMENSION ESTABLE QUE NO VEMOS POR LOS MOMENTOS, DEBEMOS CAPTURARLA Y EXPERIMENTAR HASTA QUE SE EQUILIBRE TOTALMENTE POR UNA CUERDA UNICA QUE TENGA UNA ADECUADA SINFONIA EN EL UNIVERSO.....................
  • Excelente, seguimos en la búsqueda ,a un que en culturas muy antiguas ya se habla de las súper cuerdas y su vibración, y la teoría que en ese mismo átomo estamos en esta realidad, por lo tanto el llegar al nada que es la creación, nos estamos encontrando en este mismo universo, es decir que buscar afuera es lo mismo que buscar dentro de más(in) Que nos llevaría a los más profundo del mismo universo que está la partícula, una feliz noche para todos
  • Me encantó, lo leí como 3 veces para que me quedará bien el concepto en la cabeza, pero lo volvería a leer mil veces más por gustó por la forma de explicar y tener a tu lector con ganas de más.
     

sábado, 16 de febrero de 2019

Nuestra mente nos engaña. Helena Matute

Reseña: “Nuestra mente nos engaña” de Helena Matute

“Mi mente me engaña a menudo y no me entero. Igual que a ustedes la suya, vaya. Cambio la realidad continuamente, recuerdo cosas que no existieron, percibo una parte ínfima del mundo que tengo delante de mis ojos, tomo decisiones sin pensar y ya me ocupo más tarde de buscarles justificación racional para hacerme creer a mí misma que todo lo había decidido con antelación. [Somos] tan hábiles engañándonos y cambiando la realidad que ni siquiera nos enteramos de cómo y cuándo nos engañamos. [Para] comprobarlo tenemos que diseñar una serie de experimentos ingeniosos y pillarnos a nosotros mismos en un renuncio tras otro. [No] se obsesionen con corregir sus sesgos en situaciones cotidianas. Recuerden, están ahí por algo”.
Me ha gustado mucho el breve libro de Helena Matute, “Nuestra mente nos engaña. Sesgos y errores cognitivos que todos cometemos”, Neurociencia & Psicología, El País (2018) [143 pp.]. La combinación de experiencias personales con experimentos propios me ha sorprendido. Como indica la autora (“intentaré mantener un equilibrio entre el rigor científico y la agilidad de lectura”), el libro se lee muy fácil y lo más importante, te invitar a pensar entre cada sesión de lectura. Y hoy en día se necesitan libros que te hagan pensar sobre tu vida cotidiana y sobre tí mismo.
Helena Matute es catedrática de Psicología Experimental en la Universidad de Deusto, Bilbao, y directora del Laboratorio de Psicología Experimental. Investiga sobre cómo aprendemos, sesgos cognitivos, asociaciones mentales, supersticiones, pseudociencias, ilusiones causales, aprendizaje asociativo y memoria, y también sobre Psicología de las Nuevas Tecnologías (relaciones entre humanos e inteligencias artificiales, aspectos psicológicos de la vida en la red, etc). En este libro de divulgación nos acerca al mundo de los sesgos. Todos estamos sesgados. Quizás yo también al recomendaros este libro. Pero a mí me ha gustado mucho y quiero compartirlo con vosotros.
Tras la introducción, cinco capítulos, el epílogo y la bibliografía. La “Introducción” [pp. 09-16], se inicia fuerte: “¿Qué pensaría usted si le demuestro que no puede fiarse de sus sentidos, ya que mucho de lo que ve y lo que oye es una construcción de su mente? ¿Y si le digo que buena parte de sus recuerdos son inventados?” ¡Qué poco racionales somos! ¡Cuánto nos engañamos a nosotros mismos! “Inventar realidades que no percibimos, lo mismo que tomar decisiones antes de contar con todos los datos, nos proporciona una enorme ventaja evolutiva”.
El capítulo 2, “Mentes cavernícolas” [pp. 19-36], se inicia con la historia de OjosBonitos, Flor y MariCastaña. Me han gustado los toques literarios al inicio de cada capítulo. “Nuestra herencia” parte de OjosBonitos que poseía “una mutación que la hacía ser más propensa a inventarse la realidad a partir de información ambigua y escasa. OjosBonitos veía una sombra, imaginaba el resto, salía corriendo, y a menudo acertaba”. Así llegamos a “Nosotros” que “somos capaces de  ver intenciones perversas hasta en un vídeo en el que aparecen cuadrados y triángulos moviéndose por la pantalla e intuimos que uno es el malo, que va persiguiendo al otro, que es la víctima”.
“El error menos letal”, el «falso positivo», siempre mejor que el error fatal, el «falso negativo». Los “Cavernícolas”, nuestros antepasados, están detrás de nuestros sesgos. “¿Existe la realidad tal y como la conocemos?” Una pregunta que cobra un nuevo sentido cuando somos conscientes de que “nuestra mente nos engaña”. Finaliza el capítulo hablando de “Condicionamiento animal” al hilo del experimento de Iván Pávlov (Premio Nobel de Fisiología en 1904) y de la novela de Marcel Proust  En busca del tiempo perdido, obra cumbre de la literatura universal.
“Atrapados en los sesgos” [pp. 39-73], el tercer capítulo, se inicia con la historia de una aventura personal de Helena en el Pirineo. “Ya no sé en cuántos sesgos estábamos cayendo ese día. De libro. Lo veo ahora, claro, desde la distancia; en el momento seguía sin enterarme”. Por fortuna, la aventura tuvo un final final feliz. “El sesgo consiste en considerar también el grupo como protector en situaciones en las que este no puede protegernos”. No te cuento más. Así la autora nos acerca el libro de Wray Herbert On Second Thought. “Pensar, pensar, pensar: es la única defensa frente a los sesgos. ¡Párate y piensa!”
Se discuten “Otros sesgos en nuestro ejemplo”, porque hay “Sesgos, sesgos y más sesgos”. Cada capítulo incluye recuadros, en este “El sesgo del punto ciego, el rey de los sesgos”. Antes de presentar los sesgos más conocidos, Matute nos recuerda la diferencia entre “Errores, sesgos, heurísticos y ruido. ¿Son lo mismo?” Me ha resultado muy interesante la discusión sobre los sesgos en economía al hilo de  “Daniel Kahneman: Premio Nobel a la integración de la investigación psicológica en la economía” y la recomendación de la lectura de su libro Pensar rápido, pensar despacio, “una auténtica maravilla”.
“Nuestros sesgos con los números”, raíz del anumerismo de muchos; el caso de una mujer ficticia llamada “Linda”; “El sesgo de confirmación”, que afecta a muchos científicos; y “El sesgo de disponibilidad”, que incluye el recuadro “El 11 de septiembre de 2001 y el sesgo de disponibilidad” sobre los accidentes en carretera tras el ataque terrorista.
El capítulo 4, “El Ministerio de la Verdad” [pp. 77-97], se inicia con “1984, la profética novela de Orwell. [En] 2018, la administración del país más poderoso del planeta parece haber adquirido 1984 como libro de cabecera. [A] día de hoy existen infinidad de pruebas sobre lo relativamente fácil que es cambiar la realidad, y en especial los recuerdos, que percibimos para adaptarla a nuestros intereses y creencias previas. La psicología experimental lleva ya unas cuantas décadas investigando en serio este tema, y las pruebas de que disponemos son abrumadoras”.
Hoy en día se pueden “Implantar recuerdos falsos”, como “hacer creer a voluntarios que perpetraron delitos que en realidad no habían cometido”. Famosa es la historia de los “Terapeutas y abusos infantiles” gracias a Elizabeth Loftus. “Los recuerdos no son de fiar. Ni los míos ni los de nadie, tampoco los suyos, amigo lector, lamento decírselo”. “Para qué sirve la memoria” nos recuerda que “la memoria se edita, una y otra vez, como si fuera una entrada de la Wikipedia, de modo que lo que hoy puedo leer en ella es solo la última versión, una vez modificada e incorporado el conocimiento más reciente, incluso el falso”.
“Existe una especie de ilusión por la cual nuestro estado actual es algo así como el final de la historia. Hasta ahora hemos cambiado y evolucionado como personas, pero, a partir de ahora, ya no cambiaremos más. Muy lógico todo. Ilusión del final de la historia. Es de Dan Gilbert”, como nos cuenta Matute en “Regreso al futuro”. Porque “Los recuerdos modulan nuestras decisiones” y no es bueno “Delegar en terceros la tarea de recordar”. Todo ello porque “nuestra mente sigue siendo la misma y se sigue rigiendo por las mismas leyes. Básicamente, la ley del mínimo esfuerzo. Parece una tontería pero no lo es”.
Por cierto, este capítulo tiene tres recuadros, “Las preferencias políticas modifican los recuerdos”, “Recuerdos discrepantes” y “El truco de modificar el recuerdo cambiando una palabra”. Así llegamos al capítulo 5, “Magia de los sentidos” [pp. 101-111], con James Randi visitando el laboratorio de Helena Matute: “Manipulaba nuestra atención, se reía de nuestra ingenuidad, y nos demostró que, a pesar de ser psicólogos experimentales y de creernos más duchos que nadie a la hora de detectar sesgos y errores de la percepción y de la memoria, y a pesar de saber que nos encontrábamos ante un mago a quien habíamos invitado precisamente para que explotara estos efectos psicológicos en nosotros, éramos unos auténticos pardillos”.
Los magos aprovechan la “Ceguera por falta de atención”, entre muchas otras. Este capítulo incluye el recuadro “Magia potagia” y finaliza con unas instructivas “Ilusiones gastronómicas”. “Detalles tan aparentemente triviales pueden cambiar el  sabor de la comida y la valoración que hacemos de ella. [Por ejemplo,] los cubiertos han de ser bien pesados, y los cuchillos, además, bien afilados. [Para] que un producto tenga éxito, tenemos que lograr que, entre otras muchísimas cosas, su nombre, su color, su aspecto, todo tenga las asociaciones adecuadas”.
El capítulo 6, “Siempre aprendiendo” [pp. 115-133], nos habla del “Aprendizaje”. Seguro que todos los lectores esperan una discusión sobre “¿Causalidad o casualidad?” los sesgos asociados a la relación entre causas y efectos, claves en la pseudociencia y en la pseudomedicina. Matute nos cuenta que “en nuestro grupo de investigación hemos hecho muchos experimentos sobre detección de causalidad, real o ilusoria, utilizando medicamentos ficticios y pacientes también ficticios”, en “Ilusión de causalidad, ilusión de control”. Porque “todos tenemos una mente cavernícola, todos podemos sucumbir a sesgos de causa-efecto el día menos pensado”. Incluso, los “Científicos: ¿sabios sin sesgo?”, aunque gracias a los métodos científicos acaban siendo “conscientes de que tienen sesgos” y así logran evitarlos.
Finaliza el capítulo con una interesante discusión en “Para bien y para mal. La ética de todo esto”. Los gobiernos pueden cambiar la conducta de los ciudadanos. Pero “es importante que todas estas políticas de cambio conductual, una vez acordadas las cuestiones éticas y una vez pactado cuáles debe ser sus objetivos, estén basadas en la evidencia científica”. Y el libro con el “Epílogo” [pp. 137-138], la “Bibliografía consultada” [pp. 139-141] y la “Bibliografía recomendada” [p. 143].
Hay muchos libros sobre sesgos, pero esta breve introducción de Helena Matute está muy bien escrita y se disfruta desde la primera página. Muy recomendable, sin lugar a dudas.


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